Algunas veces nos damos por vencidos, convencidos de que ya no podemos volver o comenzar, que nuestra suerte ya está echada, que en el momento adecuado elegimos mal.
Si consiguiéramos romper y mirar. Si eligiéramos sentirnos jóvenes esas veces, con caminos más anchos por delante que por detrás. ¿Cuántas nuevas rutas se abrirían ante nosotros entonces?
0 comentarios:
Publicar un comentario