Cuando era niña, adolescente, incluso universitaria, todo era más cierto y posible.
La vida me parece cada vez más de mentira, como si la plena consciencia de mí, de saber que puedo tomar decisiones y emprender comienzos, ya no existiera o cada vez tuviera menos sentido que exista.
Me siento derrotada, rendida, apática. Vencida por el desinterés y la impotencia, cuando aún soy joven.
domingo, 26 de agosto de 2018
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