sábado, 10 de noviembre de 2018

Sin precedente

Le quieren quitar el mensaje
del cuello a la paloma.
Me quieren poner velo negro,
recluir entre dos espejos,
para que no me dé la vuelta,
para que calle y no responda,
para que olvide y me someta
a la hoz del jardinero que corta y corta
bajo los almendros blancos,
aquietando las sombras.

Cierro los ojos ante un horizonte
incierto y brumoso
e insisto en no moverme un palmo
a pesar del viento que me embiste
por la espalda.

Pero esto, esto era mío,
la fiebre y el corazón que late,
la noche, el silencio, la calma,
la puerta cerrada y yo fuera
para no volver a entrar.

He querido ser una sola
a la intemperie,
renunciando a diluirme,
a encajar en cada entorno,
y un alud de gusanos sin precedente
me viene ahora a desmembrar.

La furia me mantendrá entera,
masticando
hasta que no quede nada.

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