martes, 5 de febrero de 2019

El Kraken

A menudo me dicen que no me imaginan enfadándome. Curiosamente, me lo dicen siempre personas a las que yo no he visto enfadadas tampoco nunca y, por tanto, de las que yo podría decir lo mismo. Pero me pregunto qué les lleva a expresar esa observación sobre mí, como si fuera algo que me define, y qué me hace a mí no contestar entonces que lo mismo podría decir yo de ellas. Porque, al fin y al cabo, quien no se enfada nunca ante las injusticias, las malas palabras o el dolor existencial es alguien insensible, conformista o sin sangre; y no conozco a nadie más sensible, inconformista y con la sangre hirviendo que yo.
Partamos mejor de la base de que yo estoy enfadada siempre -hay miles de motivos-, pero no invoco al Kraken que porto bajo esta actitud amable por tonterías.

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